Historia
Fue necesario esperar hasta el cese de la Segunda Guerra, para que la organización y reglamentación de las carreras cobrasen forma en la prototípica Fórmula A, que durante 1946 se erigió como la primera categoría mundial del automovilismo, antes de dar paso a la Fórmula 1.
El primer gran campeonato de Fórmula 1, tal y como lo conocemos hoy, se originó en 1950, cuando el mundo asistió a la carrera de Silverstone, en el Reino Unido, que ganó el piloto Giuseppe Farina, a bordo de un Alfa Romeo, escoltado por el mítico piloto argentino Juan Manuel Fangio, su compañero de escudería.
Durante la primera década de Fórmula 1, Fangio conquistó el primer gran récord de la categoría, al ganar cinco campeonatos mundiales, una marca que lograría romper Michael Schumacher, casi medio siglo más tarde. Coincidentemente, el primer gran salto tecnológico comenzaba a cobrar forma, cuando el motor, que hasta entonces era delantero, se situó por detrás del piloto.
Ya en la década de 1960, Lotus introdujo el siguiente gran salto, cuando presentó el primer automóvil monocasco de aluminio, que junto a los avances aerodinámicos, consolidados durante la década de 1970, dotarían a la Fórmula 1 de una de una velocidad hasta entonces desconocida.
La trágica muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, en la década de 1990, obligó a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) a introducir cambios drásticos, que aumentaron la seguridad de los vehículos. Si bien las velocidades de curveo disminuyeron, ciertamente, desde entonces, ningún otro piloto de la Fórmula 1 ha muerto en la pista.
Hoy, la Fórmula 1 es un espectáculo mundial al que asisten más de 500 millones de personas y la categoría automovilística internacional más seguida de todos los tiempos, con una inusitada repercusión en Latinoamérica, en donde la afición no para de crecer a pasos agigantados.